La vela tiene una larga historia en los Juegos Olímpicos de la Era Moderna. El deporte se hizo olímpico en los Juegos de Atenas (1896) pero no se llegó a disputar ninguna regata debido a una tormenta. Después de esta falsa partida, el estreno efectivo se dio en los Juegos de París en 1990 y desde entonces ha se ha mantenido como disciplina olímpica, con la excepción de los Juegos de 1904. Durante este período de más de un siglo ha habido, como es lógico, muchos cambios en las clases que compiten, los formatos de las regatas y los campos de regata.
La vela olímpica actual está completamente dominada por los ‘dinghies’, barcos sin quilla, con una clara tendencia hacia regatas más cortas y clases dónde impera la velocidad; un guiño al deporte espectáculo que pretende atraer tanto los espectadores in situ como los que ven las competiciones por la tele .
Vela olímpica: un poco de historia
En los primeros años de la vela olímpica los barcos eran de quilla o de crucero. La primera regata de vela olímpica efectivamente celebrada tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de París, en el río Sena, y se disputó en cruceros grandes. Incluyó una clase ‘Open’ de sistema handicap y seis otras clases de 0,5 a 20 toneladas.
En esta época inicial no existían restricciones al número de participantes por país, lo que significaba una clara ventaja para la nación organizadora. Así que en 1900 Francia ganó las tres medallas de la clase 0,5 Tonne y en total se llevó cuatro medallas de oro, cuatro de plata y seis de bronce. Gran Bretaña se clasificó en segundo lugar con cuatro medallas en total. En estos Juegos hizo historia el half-tonner ‘Scotia’, el único barco que hasta hoy ha ganado dos medallas: la de oro en la clase Open y la de plata en la clase 0.5 – 1 Tonne. A partir de 1924 se pasó a admitir un solo equipo por clase y por país y dejó de ser posible que el mismo país ganara más de una medalla por clase.
En los Juegos Olímpicos de Londres (1908) aparecieron por primera vez las recién creadas clases Metre (6m, 7m, 8m 12m), pero el futuro pertenecía a las clases Monotipo (One Design en inglés), con barcos de dimensiones y diseño normalizados que ponen el énfasis en las habilidades del regatista. La clase Star que tuvo su 19ª y última participación en Londres 2012, hizo su debut en los Juegos de Los Angeles en 1932. Fue uno de los últimos barcos de quilla en competir en los Juegos Olímpicos y ha dejado de ser clase olímpica. Otras clases que ya no son olímpicas pero siguen siendo populares incluyen, por ejemplo, Dragon, Soling y Tornado.
Pocos regatistas competían al más alto nivel en los años primigenios de la vela olímpica ya que la participación estaba restringida a aquellos con suficiente presupuesto para financiar sus campañas, tanto el barco como la tripulación. Sin embargo, no era inusual ver algunas mujeres compitiendo. Las británicas Frances Rivett-Carnac (primer oro femenino en Londres 1908) y Dorothy Wright (Amberes 1920), por ejemplo, ganaron títulos olímpicos junto a sus maridos.
Una de las primeras leyendas de la vela surgió en los segundos Juegos de Londres (1948) en los que el danés Paul Elvstrøm, con tan solo 19 años, ganó su primera medalla de oro. Elvstrøm lograría un record que solo recientemente, ya en 2012, sería igualado por el británico Ben Ainslie: cuatro medallas de oro en cuatro Juegos consecutivos, la primera en Firefly y las demás en Finn. En total, Elvstrøm participó en ocho Olimpiadas, de 1948 a 1988.
En esta época la competición seguía siendo estrictamente amateur pero las clases de barcos más pequeños hicieron con que el deporte fuera un poco más accesible. Sin embargo, en estos años algunos regatistas ya eran famosos antes siquiera de empezar a competir ya que pertenecían a las familias reales de sus países, lo que contribuía para que la vela fuera vista como un deporte elitista, o más elitista que los demás. Es el caso de Olav V de Noruega, que ganó la medalla de oro en la clase 6m en los Juegos Olímpicos en Ámsterdam (1928) y del príncipe de Tailandia Birabongse Bhanudej Bhanubandh, con participaciones en 1956, 1960, 1964 y 1972. Noruega se haría representar por Haroldo V, otro príncipe y futuro rey que participó en los Juegos de 1964, 1968 y 1972. En 1960 otro futuro rey, Constantino II de Grecia, ganó la medalla de oro en la clase Dragon en Roma, y en 1972, Juan Carlos de Borbón representó a España, también en la clase Dragon, logrando un meritorio 15º lugar. Dos años antes de su boda, la reina Sofía, participó junto a su hermano en las Olimpiadas de 1960, aunque como suplente de la selección griega de vela.
Más recientemente, el actual rey Felipe VI participó en los Juegos de Barcelona logrando la sexta plaza en la clase Soling y su hermana Cristina de Borbón también representó a España como suplente del equipo español de vela de la categoría 470 en Seúl.
Las regatas se fueron volviendo más competitivas a medida que crecieron las flotas y más países se sumaron a la modalidad.
En 1972 la competición tuvo lugar en Kiel, a casi 900 km de distancia de Múnich, lo que ayudó a que este deporte se viera menos afectado por los atentados terroristas que tuvieron lugar durante estos Juegos y que resultaron en la muerte de once miembros del equipo olímpico de Israel. Las clases Finn, Flying Dutchman, Tempest, Star, Dragon repitieron y el Soling tuvo su estreno olímpico.
En 1976, en Montreal, dos clases de quillados, Star y Dragon, eran sustituidas por un dinghy de fibra de vidrio, el 470, y el multicasco Tornado. El Star volvería en Moscú pero el Dragon había terminado su carrera olímpica definitivamente. Se trataba de un intento de modernizar las competiciones, una tendencia que culminaría en los Juegos Olímpicos de Rio 2016 con un conjunto de clases totalmente dominada por los dinghies.
La regata de vela olímpica de 2016 recibirá cerca de 1600 regatistas y tendrá lugar del 5 al 21 de agosto en Marina da Gloria, en la bahía de Guanabara. La bahía es un local precioso y está presidida en el alto por el Cristo del Corcovado y con el Pan de Azúcar al fondo, dos de los iconos de la ciudad. Es un local con alguna tradición en la vela mundial: en el 2009 y 2006 recibió la Volvo Ocean Race mientras que en 2007 fue sede de la competición de vela de los Juegos Panamericanos. Sin embargo, los problemas de suciedad del agua de la bahía, a pesar de las promesas de la organización, no se han subsanado aún y muchos regatistas y federaciones temen los efectos de la contaminación y siguen cuestionando la idoneidad de estas aguas para la celebración de un evento olímpico.